La lucha contra el dopaje: lejos del chuletón de Alberto Contador

Se cumplen cinco años del positivo por clembuterol del ciclista Contador en el Tour; nueve de la 'Operación Puerto' y la vergonzosa reacción de algunos periodistas deportivos y autoridades políticas, más afanadas en ocultar el nombre de estrellas deportivas que en limpiar el deporte. Hoy, a la lucha policial contra el dopaje se han sumado reconocidos deportistas para denunciar las trampas de algunos para ganar.
El ciclista español Alberto Contador, que perdió el Tour de Francia de 2010 al dar positivo por clembuterol
En 2010, uno de los ciclistas españoles más laureados, Alberto Contador, dio positivo por clembuterol en el Tour de Francia, una carrera que acabaría ganando. Tras un largo proceso, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) –un organismo internacional– le condenó a dos años de suspensión y le desposeyó del título. Antes, el Comité de Competición español le absolvió y desde el Palacio de la Moncloa le llegaron tuits de apoyo, algo de los que unos cuantos nos avergonzamos.
Años atrás, en 2006, la Operación Puerto reveló las prácticas de muchos ciclistas y el sistema de dopaje con el que el doctorEufemiano Fuentes surtía al pelotón. Las bolsas de sangre halladas por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) eran el santo grial del dopaje y sirvieron para terminar con la carrera de varios ilustres del pelotón internacional como Jan UllrichIvan BassoMichele Scarponi, todos ellos identificados como clientes de Fuentes. Alejandro Valverde también fue identificado como uno de los clientes de la red de Fuentes, pero las autoridades españolas se negaron a sancionarle y fueron los tribunales deportivos italianos, avalados por el TAS, los que le prohibieron correr en el país transalpino durante dos años.
Una parte importante de la prensa deportiva y las autoridades españolas han mantenido durante muchos años una clase de forofismo según el cual cualquier acusación de dopaje que afectase a deportistas españoles era parte de una gran conspiración para socavar el prestigio, bien ganado por otra parte, de nuestros deportistas. Esta doctrina sirvió para alimentar durante mucho tiempo la delirante teoría de que el clembuterol que había en el organismo de Alberto Contador procedía de un chuletón ingerido por el ciclista. El ganadero y el carnicero proveedores de la carne fueron objeto hasta de las vigilancias de un investigador privado en busca del clembuterol con el que supuestamente engordaban a sus vacas. Naturalmente, el clembuterol nunca apareció.
Desde ese positivo de Contador hasta ahora han pasado cinco años y muchas cosas en España en la lucha contra el dopaje. En 2013 se promulgó una ley que se adaptaba a las exigencias y los patrones del Código Mundial Antidopaje y se creó la Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte (Aepsad) –dependiente del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte–, un organismo que dirigeEnrique Gómez Bastida, el comandante de la Guardia Civil que desmanteló la red de Fuentes. Hace unos días, tuve el privilegio de participar en unas jornadas organizadas por la Aepsad y el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) bajo el título El personal de apoyo como factor protector frente al dopaje.
Bajo ese título, con esa excusa, se habló por primera vez de forma clara sobre el dopaje en un foro montado por una agencia estatal. Entrenadores, psicólogas y deportistas hablaron sin tabúes de trampas, de sustancias prohibidas, de ayudas ilegales. Dos de nuestros mejores atletas, Arturo CasadoDiana Martín, pusieron de manifiesto que los deportistas limpios, como ellos, son los verdaderamente perjudicados por los tramposos, con los que en ocasiones se contemporiza demasiado para salvarles de la manida estigmatización. Los atletas hablaron de ese temido miedo al fracaso y de la soledad del deportista –razones que algunos han argumentado para iniciarse en el dopaje– y dejaron bien claro que hay alternativas y, sobre todo, valores para mantener el deporte limpio de trampas: honestidad, perseverancia y superación.
Las más de cuatro horas de ponencias no fueron, ni mucho menos, un encuentro versallesco. En ellas, Virginia Berasategui, una de las mejores triatletas españolas, contó con una crudeza tremenda cómo y por qué tomó la decisión de doparse para ganar una prueba menor, lo que le ha acarreado dos años de suspensión. Virginia rompió así con la omertá que rodea al dopaje en España, una ley del silencio que ella y unos pocos más han roto, y así lo dijo, gracias al apoyo de Enrique Gómez Bastida, el director de la Aepsad. Casado tuvo palabras durísimas para sus compañeros tramposos y el profesor de la Universidad del País Vasco Jordán Santos fue impío con el que se dopa y propuso la sanción de por vida como única posible para el atleta tramposo

Durante las jornadas, hice el esfuerzo de recordar todo lo ocurrido desde la Operación Puerto hasta ahora: las trabas políticas y judiciales con las que la Guardia Civil se topó para que los ciclistas españoles no se viesen salpicados; el sonrojante y paleto apoyo a algunos deportistas cazados...Y traté de trasladarme cinco años atrás e imaginarme un foro similar. Habría sido imposible. Algo se mueve ya en la lucha contra el dopaje. El comandante Bastida ya no es San Jorge luchando contra el dragón. Ahora muchos parecen haberse sumado a los esfuerzos para tener un deporte limpio. Bienvenidos.

Manuel Marlasca

Reportero. Me crecieron primero los dientes y luego las canas entre redacciones, brigadas, comisarías y comandancias. Jefe de Investigación de La Sexta y colaborador de Antena 3 y Onda Cero.

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