Felipe VI ratifica su apoyo al TTIP

Dicen que unos son cercanos y campechanos, y que otros están preparados y que son la renovación



Supongo, visto lo visto, que algunos nunca han dejado de ser vasallos, aunque en lenguaje monárquico se denomine súbdito, y que por eso desde los medios de comunicación cortesanos no se nombra lo que son, que no es ni campechanos ni preparados, ni tiene la misma sonoridad. Será también por eso que no se recuerda que Alfonso XIII, el abuelo de Juan Carlos I, colaboró generosamente en la financiación del golpe de Estado de Franco con la esperanza de recuperar la corona, y que su nieto, con la aquiescencia (digan lo que digan) de Juan, su padre, que es el que lo puso en brazos del dictador, se sintió muy cómodo como heredero de un déspota asesino.

Hay quien, por estar insuficientemente informado o por propios intereses, dice, para quitarle hierro al asunto ese de mantener modelos de estado propios de otras épocas, que solo son marionetas. Pero de marionetas nada: son reyes, y cada vez que los hemos echado nos ha costado ver las calles llenas de sangre.

Tampoco es inocente la siguiente declaración de intenciones. Aunque esto le preocupe a muy poca gente, ya que lo importante para aquella parte de la sociedad que mantiene con gusto a carísimos parásitos hereditarios (y no precisamente por lo que cobran), es criticar el modelito de turno de la nueva reina, o si ha ganado o perdido unos gramos de carne.

Al rey le gusta el TTIP, al resto no creo que nos vaya a gustar demasiado, aunque siempre podremos consolarnos yendo a aplaudirles y llamándoles guapos.




Paco Bello

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