Ahora nos llega el tercer Bush, Jeb, que era gobernador del Estado de Florida en 2000, algo que resultó de vital importancia para arrebatarle la presidencia al candidato demócrata Al Gore. Hubo un lío con el censo, las papeletas mariposa y varias irregularidades más, demandas, contrademandas, sentencias y contrasentencias. Mucho abogado y poca democracia. El caso es que ganó su hermano George W. por 537 votos. Quedó un hedor de pufo impropio de EEUU.
Todo indica –pese a la pirueta del millonario Donald Trump- que vamos a tener que lidiar con un tercer Bush, este llamado Jeb, al menos durante la larga carrera hacia la nominación del Partido Republicano del próximo verano. Lo que pase después, en las presidenciales de noviembre de 2016, está aún por decidir.
El primero de los Bush, llamado George, fue vicepresidente de Ronald Reagan durante ocho años y presidente de EEUU solo cuatro por culpa de Bill Clinton, que lo derrotó en las urnas en 1992. No dejó un gran legado este Bush de aires patricios quepasó por todo el escalafón del poder, incluida la CIA. Al menos fue prudente en la Guerra del Golfo de 1991 y escuchó a sus asesores que le advertían de los riesgos de seguir hasta Bagdad y derrocar a Sadam Husein.
El escenario catastrofista que predijeron los asesores de su padre en 1991 se está cumpliendo en Irak, un país dividido en tres, inseguro y uno de los centros de poder del Estado Islámico, una organización que ha dejado a Al Qaeda en un juego de niños. El otro día le espetaron a Jeb que su hermano era el creador del ISIS, que es como llamábamos antes al Estado Islámico. Será algo que le persiga. También sus declaraciones a favor y en contra de la invasión. No parece tener un criterio que aguante dos entrevistas seguidas. Es como Zelig, cambia según su interlocutor.
Ahora nos llega el tercer Bush, Jeb, que era gobernador del Estado de Florida en 2000, algo que resultó de vital importancia para arrebatarle la presidencia al candidato demócrata Al Gore. Hubo un lío con el censo, las papeletas mariposa y varias irregularidades más, demandas, contrademandas, sentencias y contrasentencias. Mucho abogado y poca democracia. El caso es que ganó su hermano George W. por 537 votos. Quedó un hedor de pufo impropio de EEUU.
Jeb Bush tiene el apellido y poco más, y que habla español. Ser Bush es casi tan aristocrático como ser un Kennedy, pero sin glamur. Su gestión en Florida no fue de las que enamoran. Será otro pozo de disgustos. También sus posiciones sobre inmigración.
El Partido Republicano se ha escorado mucho a la derecha. Desde hace siete años practica la obamafobia que, como he escrito con anterioridad, tiene tintes racistas. En ese escoramiento, Jeb es visto como un centrista, un tipo poco de fiar. Repite, de alguna manera, el esquema del millonario Mitt Romney, quien tuvo que radicalizar su discurso para ganarse adeptos. Romney entró en un terreno que le era ajeno en las formas y en el fondo, por eso se despeñó. Le sucedió lo mismo cuatro años antes a John McCain. Jeb Bush se va a calzar los mismos zapatos incómodos.
No es mi intención hablar de sus posibilidades, de si será o no elegido, si peleará contra Hillary Clinton en noviembre de 2016, si es ella la que sale nominada por los demócratas, que está por ver.Queda mucho, habrá tiempo de sobra para hablar de todo hasta la saciedad. Mi objetivo hoy es recomendarles algunos links que les permitan tener su propia opinión sobre Jeb y sus posibilidades.
Empecemos con un poco de equilibro. Jason Russell escribió en elWashington Examiner "Cinco razones por las que Jeb será el próximo presidente". Aaron Goldstein, es mucho más pesimista. Es lo que se deduce del texto publicado en The American Spectator: “Las cinco razones por la que Bush no logrará la nominación”.
Stephanie Mencimer eleva las razones por las que no ganará a 23. Son 23 letras pequeñas que emergerán durante la campaña y los debates. En todo el sistema de primarias y caucuses el objetivo es un cometer errores garrafales, como el célebre de Rick Perry cuando no sabía ni no lo que decía.
Jeet Heer se pregunta en New Republic por qué quiere ser presidente. Laura Reston, de la revista Forbes, escribe sobre su estilo de liderazgo, que califica de complejo: metódico, duro y a veces rígido.
Comentarios
Publicar un comentario