¡Presentes!



Vamos a dejar las cosas claras. Aquí lo discutible o lo polémico no es el hecho de que una alcaldesa quiera cumplir la ley y limpiar de referencias a un dictador y a una dictadura el callejero de la capital de una democracia occidental. No. Aquí lo que escandaliza es que aún hay ciudadanos, periodistas, políticos y medios de comunicación que son capaces de generar defensas de lo contrario. Eso es lo que nos tendrán que explicar. Lo de Franco fue una dictadura. Eso no lo discute nadie... y si lo discuten, entonces empezamos a tener un problema de concepción de la democracia. Analicemos eso porque ahí podremos descubrir, en parte, que hay un sector de personas y de políticos que no saben distinguir una dictadura de una democracia, de lo que podemos colegir que no entienden bien ni la esencia ni las normas de la que tenemos y así, quizá, comencemos a explicarnos algunas de sus decisiones.

Puede que me equivoque. Quizá estos que ponen el grito en el cielo con la iniciativa de Carmena de cumplir con la ley y con el sentido cívico y democrático sepan que lo de Franco fue una dictadura. Esa perspectiva es tan mala como la anterior. Saben lo que fue y aún se levantan para defender que se perpetúe la glorificación de sus símbolos y representantes. Entonces, ¡oiga Houston!, la cuestión es muy grave porque tenemos entre nosotros a gentes que quieren honrar aún a un dictador y a su régimen falto de libertades.

En todo caso, sea por una cosa o por la contraria, hilvanan argumentos huérfanos de lógica. Prefiero pensar eso a pensar que la tiene el decir que acabar con el callejero franquista genera divisiones. O es una estupidez o ¿es que hay aún franquistas?, ¿alguién se ve concernido? ¿hay quien se considera seguidor, fiel, continuador o depositario de la herencia de una dictadura? Este es quizá uno de los puntos débiles de la derecha española. Por eso dicen que ha llegado Ciudadanos para que tengamos una derecha homologable con la europea. ¡Vaya! Y va Villacís y se descuelga cuestionando la decisión de Carmena con el profundo razonamiento de que "no es una prioridad" y que en Madrid hay cosas más urgentes que hacer. Cierto que no parece ser un partido llamado a gobernar pues si no habría que explicarles rápidamente que se pueden hacer varias cosas a la vez. Incluso muchas. Y que si sólo nos dedicáramos a una cosa preteriendo siempre lo menos urgente -como han hecho con la economía- ciertas cuestiones no se abordarían nunca. Supongo que es lo que desean.

Un diario que ha querido renovarse en la juventud de sus dirigentes nos sorprende con un editorial que afirma que es una "iniciativa politizada" dejando sobre el tapete esa marca de ignominia: "politizada". ¡Que disparate si ya nos dijo el caudillo que hiciéramos como él y no nos metiéramos en política! Para estos quitar las referencias a una dictadura pertenece a "una obsesión presentista de interpretarlo conforme a parámetros actuales". Actuales son los estándares de democracia y pasado es encontrarle ninguna bondad a un régimen sin libertades diera o no empleo o construyera pantanos porque el fin no justifica los medios y porque sabido es que si cercenas derechos y libertades a un pueblo al menos debes darle de comer para mantenerlo dormido. Sigan modernizando el periodismo y la derecha así. Luego ya pueden cambiar de directores o de logos.

Por último, tengo por seguro que siendo la alcaldesa de Madrid mujer sensata tendrá claro que ningún artista de obra destacada e imperecedera puede ser purgado por motivo de sus ideas. Dalí era un genio e importa un bledo que fuera o no cobarde o arribista o afín al franquismo. Picasso es el mayor pintor del siglo XX y de izquierdas pero como persona nos lo han dibujado bastante monstruoso. Eso nada tiene que ver con su obra. Así que no nos vayamos de caña haciendo censura post mortem.

En Francia nadie vive en la Rue du Marèchal Petain. En abril de 2013 desapareció la última del pueblecito de Belrain. Tomen nota.


Elisa Beni

Con 23 años fui la directora más joven de un diario español y ahora escribo en el diario más joven. En medio he pasado por decenas de redacciones y aún así sigo amando el periodismo. Ahora vivo este periodo decisivo como analista y comentarista en Las Mañanas de Cuatro,El Gran Debate de T5, Julia en la Onda de Onda Cero, "Tiempo" y allí donde quieran una voz que cree en lo que dice.

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