El verano de la vergüenza

                                       
                                 
La vergüenza está en el drama innecesario de miles de refugiados que llegan a nuestras fronteras; también, en la insoportable parálisis política de la UE y de la mayoría de los gobiernos que la componen. ¿Han visto estas imágenes? Se las recomiendo. Son duras, es la realidad. Hubiera sustituido, en la advertencia a los lectores, la palabra “readers” por “leaders”. Más directo.

Es imposible sustraerse a esta tragedia; es difícil en estas circunstancias escribir sobre Donald Trump, los correos electrónicos de Hillary Clinton o de la crisis política en Guatemala, provocada por un presidente que huele a corrupción. Leo a diario decenas de artículos y reportajes; visiono numerosos vídeos; escruto mapas y estadísticas; escucho la radio y sigo con la sensación de que la información nos llega de manera incompleta.


Son aún pocos los medios de comunicación que insisten en laresponsabilidad occidental en la destrucción de Siria, el principal exportador de refugiados en este momento, y en el desmoronamiento del Estado en Libia, uno de los países de tránsito hacia El dorado europeo. La política espectáculo tiene consecuencias.

                                       

Algunos datos para situarnos: 7,6 millones de sirios están desplazados dentro de su país; es decir, tuvieron que abandonar sus casas, sus enseres, su vida. Otros cuatro millones son refugiados: cruzaron las fronteras. Siria tiene 17 millones de habitantes, según datos estimados de julio de 2014. Faltan los muertos que cada día engordan una estadística de la que ya nadie habla. Solo en agosto han perdido la vida cerca de 5.000 personas, según datos del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos. Nos acostumbramos al dolor ajeno. Ya no nos escandaliza.

Los periodistas hablamos de oleada, de movimiento de proporciones bíblicas. La exageración titula bien, pero genera alarma; es un tipo de xenofobia.

                                        

También hay historias que merecen ser contadas, como esta de la ex modelo griega. Pese al posado, se trata de una acción noble, una gota de humanidad. Crece el movimiento ciudadano que se ofrece a acoger refugiados en casa particulares. Solo en Islandia ya hay 10.000 dispuestos.

¿Somos generosos? Hablamos de cuotas como si fuera fletan, no personas.

Turquía acoge a 1.938.999 refugiados; Líbano a 1.113.941 y Jordania a 629.245, según el portal Syria Regional Refugee Response, del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). El número de personas que ha dejado Siria el mes pasado supera las 100.000. Es la cifra más alta desde que comenzó el conflicto en marzo de 2011.

El caso de Líbano es llamativo. La población local apenas supera los seis millones de habitantes. La Unión Europea con mas de 508 millones de habitantes no está en condiciones de dar clases de generosidad. Ni de rapidez: considera urgente una cumbre que celebrará 15 días después de convocarse.

Estos son los cinco obstáculos para un acuerdo en la UE, según la BBC. Un editorial del The New York Times del 6 de agosto ya destacaba el fracaso de Europa en esta crisis.

Gráfico de OCHA con los datos actualizados:


                                        

Angela Merkel recuerda el peligro de que esta crisis acabe con Schengen y que la UE de un salto atrás en su proceso de integración, con un regreso a las fronteras internas. Natalie Nougayrède da la razón a Merkel desde la páginas del The Guardian.

El Nobel de Economía Joseph Stiglitz asegura en Le Monde que la EU está a punto de destruir su futuro.

The Economist pide que se les deje entrar y trabajar.

La revista Der Spiegel tiene un punto de vista similar: las empresas alemanas ven la crisis como una oportunidad.



Resulta significativo que Mariano Rajoy, el alemán del sur, según él mismo, se deje ver con la canciller federal Merkel, apoye sus palabras pero haga justo lo contrario. Hacer lo contrario de lo que se dice es una práctica común en España, pero alguien debería informarle de que la UE existen normas éticas y políticas: el nivel de tolerancia con la mentira es bastante más bajo.

España es uno de los países más alérgicos a incrementar las cuotas. Rajoy culpa a Grecia (¡siempre Grecia para todo!). Exige a Atenas que abra campos de concentración (esa es la palabra) para migrantes. El primer ministro español siempre está en campaña electoral, haya o no haya elecciones. Y ahora tiene dos en el horizonte.

España tramitó en 2014 solo 12 solitudes de asilo por cada 100.000 habitantes, muy lejos de la media europea que es de 127. Cuando la presión migratoria se centraba en España nos quejábamos de la insensibilidad del Norte. Suecia recibió el año pasado 843 solicitudes de asilo por cada 100.000 habitantes.

                                        

Me ha impresionado el relato de Nour Ammar, de 20 años, una joven que viaja con la ilusión de llegar a Suecia, y pedir el asilo político. La BBC la ha acompañado desde Turquía. Resulta impactante la frase. "Ya no quiero ser más siria". Resume el drama de
todo un país

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Hijo de padre español y madre inglesa, Ramón Lobo está afincado en España desde 1960. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, desde 1975 trabajó en diversos medios de comunicación como la agencia Pyresa, Radio Intercontinental, El Heraldo de Aragón, Radio 80, Actual, La Voz de América,Expansión, Cinco Días, La Gaceta de los Negocios y El Sol.

Desde agosto de 1992 hasta 2012 trabajó como redactor de la sección de Internacional de El País, cubriendo diversos conflictos: Croacia, Serbia y Kosovo, Bosnia-Herzegovina, Albania, Chechenia, Irak, Líbano, Argentina,Haití, Ruanda, Nigeria, Guinea Ecuatorial, Sierra Leona, Uganda, Congo, Zimbabue, Namibia y Filipinas.

Ha recibido el XVIII Premio de periodismo Cirilo Rodríguez, otorgado por la Asociación de la Prensa de Segovia, en2001, y ha dirigido el Curso de Verano de la Universidad Rey Juan Carlos Los testigos incómodos: reporteros en una zona de conflictos.

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