Si Blair es cómplice de asesinato ¿qué pasa con Aznar?











Cuando la guerra de Irak, unos estudiantes publicaron en la página NO a la guerra.org la foto de los diputados del PP que habían aprobado en el Parlamento español, en votación secreta, la participación de España en la guerra de Irak. Más de una veintena de diputados del PP me pusieron una querella criminal con la intención de meterme cinco años en la cárcel al ser yo el responsable de haber financiado la página (algo de lo que me enorgullezco). Ya andaba el PP intentando encarcelar a sus adversarios políticos. Y ya andaba diciéndole al PP que ya habían asustado bastante a mis padres y a mis abuelos como como para que yo aceptara también que me metieran miedo.

Recientemente señalaba a los tres de la Azores como responsables del auge del Estado Islámico, ya que la guerra de Irak fue el detonante de la desestabilización de la zona. Ni qué decir hace falta que la caverna salió en tromba a hacer lo que mejor practica: el insulto, la calumnia y el intento de humillación. Ya nos vamos acostumbrando aunque sin ninguna resignación.

Hoy Tony Blair, adelantándose a un informe que señala la criminalidad de aquella agresión que se justificó con la falsa existencia de armas de destrucción masiva, y la responsabilidad en los cientos de miles de muertes en Irak del trío de las Azores, sale a reconocer que el Estado Islámico es un producto de aquella guerra injusta, despiadada y profundamente culpable. Lo que hace al propio Blair, a Bush, a Aznar y Barroso (el anfitrión de las Azores a quien gratificaron haciéndole Presidente de la Comision Europea), cómplices de asesinato. En las transiciones a la democracia se habla de tres principios para que la democracia pueda realmente existir: verdad, justicia y reparación. No puede ser que por robar una bicicleta alguien entre en la cárcel y, con gran alarma social, tengamos a estos criminales peligrosísimos sueltos. No es muy edificante que se pueda asesinar a tanta gente y los responsables queden impunes.

Juan Carlos MonederoJUAN CARLOS 
MONEDERo

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