Felipe González, el Dorian Gray español




“Esto sólo lo puede parar Felipe González”es la frase que reverbera estos días ante un posible pacto entre PSOE y Podemos para formar gobierno. Tras ella, la sombra de la denominada vieja guardia o ese muro contra el que chocaba don Quijote: “Con la vieja guardia hemos topado, Sánchez”. ¿O no era así?
Desde el momento de la propuesta de Gobierno de Pablo Iglesias parece que toda la maquinaria histórica del partido socialista ha puesto a funcionar su engranaje para bloquear las decisiones de Pedro Sánchez, que se la juega al todo o nada en la consecución del pacto con Podemos. Hablamos, por supuesto, de Felipe González, de Alfonso Guerra y los “barones” del partido que exigirán ratificar cualquier pacto de izquierdas (o con los que llaman “antisistema”) que pretenda la dirección. Ya se lo han recordado Susana Díaz o Fernández Vara: la política de pactos la fija el Comité Federal, y no él.
Felipe González consensuó en 1979 un gran pacto con el partido más vituperado por el establishment franquista: el PCE
Lo realmente curioso es que González, de golpe y porrazo, haya olvidado todas las maniobras políticas que él mismo llevó a cabo en su etapa como dirigente. Habría que recordarle que, tras las elecciones municipales del 79, él mismo consensuó un gran pacto con el partido más vituperado por el establishment franquista: el PCE.
Cuando en plena Guerra Fría el comunismo todavía dominaba medio mundo y era absolutamente denostado y combatido por los países occidentales y el franquismo,Felipe González hizo un pacto con el “diablo”. ¿Es que González no se acuerda de esa gran alianza política gracias a la cual se hizo con prácticamente la totalidad de las grandes alcaldías de España, a pesar de ser derrotado por UCD, y que permitió a la izquierda gobernar en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Málaga…? ¿Habrían defraudado entonces a los votantes si el PSOE y el PCE no se hubieran entendido? 
Al conocer los resultados de las municipales, Santiago Carrillo dijo: “Veréis cómo Guerra llama esta noche”. Y Alfonso Guerra llamó. Y la alianza se hizo. La sociedad se sacudió el miedo: el PCE no era el gran monstruo que había alimentado el franquismo. Los alcaldes antes demonizados gobernaron y, sorpresa, el sistema no se cayó, el sol siguió saliendo.
El “gran timonel socialista” también ha olvidado que cuando él se postulaba para ser presidente en 1982, los periodistas le preguntaban por la inestabilidad del país si él ganaba, por la posible fuga de capitales, por el riesgo y zozobra de los mercados, por el paro que se podría producir… ¿Cuánto ha olvidado Felipe González? ¿Ha llegado a olvidar también el pacto preelectoral de Almunia y Paco Frutos (IU) del año 2000, cuando Aznar obtuvo la mayoría absoluta?
¿Ha olvidado González el pacto preelectoral de Almunia y Paco Frutos (IU) del 2000, cuando Aznar obtuvo la mayoría absoluta?
El otro día, Alfonso Guerra dijo que el PSOE tiene una “dificultad insalvable” para pactar con la izquierda. Pero esos acuerdos de los años juveniles de la Transición demuestran que hoy sí es posible hacerlo sin poner el grito en el cielo. Especialmente cuando Podemos ya está dando pasos atrás en algunas líneas rojas que han ido estableciendo tras las elecciones generales del 20D, como la del referéndum catalán, que ahora solo califican como “fuerte convicción”. ¿Es Podemos mucho más “antisistema” de lo que era considerado el PCE entonces? El PSOE, si quiere liderar el cambio, debe actuar rápido, porque, de lo contrario, se verán abocados a una nueva cita con las urnas, en la que Podemos podría arrebatarles el liderazgo de la izquierda y acabar como un PASOK español.
Ya es hora, para González y los suyos, de que dejen de admirar su joven retrato y abran paso a los nuevos. No sabemos si el Pablo Iglesias de la calle madrileña de Tetuán, si levantara la cabeza, votaría hoy a su tocayo del partido morado. Pero, sin duda, pediría que volvieran a enterrarla en lo más profundo del parque del Retiro para no tener que ver el espectáculo lamentable que ofrece la vieja guardia, dificultando la “coalición” entre el PSOE y… el PSOE. 

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