CUATRO AÑOS DE NEOFRANQUISMO (Los abajo firmantes)


Desde que mi firma tuvo algún valor me recuerdo firmando escritos, que llegaron a ser cientos, que comenzaban con el encabezamiento: “Los abajo firmantes”. Eran los años tenebrosos de la dictadura. Durante más de veinte uní mi firma a la de otros cientos de antifascistas, en humildes súplicas para que nos dejaran vivir. Pedíamos la libertad de los presos políticos, la eliminación de sanciones económicas a los activistas antifranquistas, la protesta por el despido de periodistas críticos, por el cierre de periódicos y revistas, toda la gama de persecuciones que el régimen utilizaba contra los opositores, aún los más comedidos y moderados como Cuadernos para el Diálogo o Triunfo, que se sobreseyeran procesos contra escritores y escritoras, conferenciantes, actores, actrices, directores de teatro y de cine, por sus artículos, conferencias, libros, obras teatrales, películas, declaraciones, entrevistas.

Hacía ya varias décadas que no recibía esta clase de peticiones de firma hasta que en los últimos años han vuelto, esta vez a mi ordenador, los escritos, en los que los firmantes solicitamos que se libere a presos, se anulen procesos, se permita expresarse, manifestarse y asociarse y declararse en huelga.

Por la libertad de los titiriteros Alfonso L. de F. y Raúl García, que se atrevieron a escenificar con muñecos protestas contra la injusticia de los jueces, en una farsa –¡no debía de serlo cuando era con muñecos!— titulada La Bruja y D. Cristobal. Y a los que se les ha incautado los muñecos, no se les ha pagado la modesta cantidad de mil euros con que tenían que compensar su trabajo, se les ha tenido cinco días encarcelados y siguen procesados debiendo presentarse en el juzgado todos los días. Pienso que los habrían matado como a García Lorca si se hubiesen atrevido. Al fin y al cabo Federico también escribía farsas para muñecos que eran tan transgresoras como aquella.

En apoyo a Celia Mayer, Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, que tuvo el atrevimiento de contratar a los titiriteros, sin prohibirles la obra. Porque, ¡cómo no van a vigilar las instituciones las obras de los autores! En ejercicio de eso que se llama censura y que rigió la vida de los creadores españoles durante más de cuarenta años. No quiero olvidar que ya comenzada la bendita Transición, en 1976 y 1977 me procesaron dos veces, por dos artículos en Vindicación Feminista y en 1980 por otro en Interviú.

En protesta por el absurdo e infame juicio que se le ha celebrado a Rita Maestre y Héctor Maleiro por “atentar contra los sentimientos religiosos y la libertad de conciencia”. Sí, eso está escrito en nuestro ínclito Código Penal vigente. No puedo precisar ahora si es el que, exultante de júbilo, promulgó el Ministro de Justicia e Interior Juan Alberto Belloch en 1994, y que pomposamente llamó el “Código Penal de la Democracia”, o ese artículo ha sido introducido últimamente por la legislatura pepera. Porque medio desnudarse –y solo medio- en una capilla de la Universidad –sin que se sepa qué necesidad tiene una Universidad de capilla- es “atentar contra los sentimientos religiosos” de no se sabe quién, porque no me han aclarado quiénes estaban allí en aquel momento.

Pero ya se sabe que solo los católicos –y supongo que ultras- tienen sentimientos, porque a mi nadie me considera atentada cuando me meten en el ordenador, en la televisión, en los carteles del cine, en los quioscos de periódicos, las nauseabundas fotos de la pornografía que no tengo medio de esquivar. Porque a los animalistas –y yo también lo soy- nadie les considera atentados por las corridas de toros que nos dan en la televisión, por los traslados de animales aplastados en las cabinas de los camiones, por las fiestas salvajes de maltrato animal. Porque a las mujeres –y no solo a las feministas- nadie les evita que las insulten, las calumnien y se burlen de ellas y las humillen en fotos de prensa, en tertulias y programas de televisión, en películas y en declaraciones públicas de periodistas, políticos, politólogos y demás ralea. Y para colmo, Rita ha pedido perdón.


Hemos tenido que ser “abajo firmantes” para protestar por la querella presentada por Manos Limpias contra la Asociación cultural Promociones con Mano Izquierda que producía el programa de televisión La Tuerka, por recibir dinero de Irán, lo que para ellos significaba pertenencia a organización criminal. Cuando Irán es un país soberano que tiene relaciones diplomáticas con la mayor parte de las naciones de Naciones Unidas y que además acaba de serperdonado por EEUU en un nuevo acuerdo con el que se deja de perseguirle. Mientras un juzgado español a quien ha declarado organización criminal es a la trama organizada por el PP para robarnos a los ciudadanos.

Hubo que apoyar a Guillermo Zapata por unos tuits chistosos –de poca gracia eso sí, pero hasta ahora no era delito no ser ingenioso- de hace diez años, y sin embargo dejó su cargo, en un ataque de pureza que solo les da a los ingenuos de la izquierda. Hay que ver como se agarran como lapas al asiento todos los corruptos del PP, que nos han esquilmado miles de millones de euros, insultado públicamente y burlado con alevosía, diariamente, durante varias décadas.

Los abajo firmantes hemos pedido continuamente la libertad de Arnaldo Otegui, que ha cumplido seis años y medio de prisión por sus expresiones “en enaltecimiento del terrorismo”. Naturalmente nunca, nunca, nadie ha ido a prisión por enaltecer el maltrato contra la mujer. De ser así tendrían que construir cárceles especiales para meter a obispos, imanes, políticos, escritores, periodistas, abogados, jueces, fiscales y otros pelajes que enaltecen todos los días la violencia machista. Y eso en el caso de Otegui es especialmente inaceptable, cuando hasta el Tribunal de Estrasburgo dictó sentencia contra el Estado español por su condena del político cuando había manifestado que el rey era el jefe de los torturadores. Otegui es uno de los firmantes del Pacto de Estella de 12 de septiembre de 1998, en el que se afirma que la izquierda abertxale tiene actuar en “ausencia permanente de todas las expresiones de violencia”.

Fuimos firmantes y contributores para pagar la multa que les impusieron a los editores y dibujantes de la revista El Jueves cuando se atrevió a publicar en portada una viñeta satírica sobre los príncipes, que esos son de los elegidos por Dios para tener sentimientos, no como las simples mortales, sus súbditas, que somos todas nosotras. A los periodistas los procesaron en la Audiencia Nacional, nada menos, -supongo que tuvieron que pagarse el viaje desde Barcelona- los condenaron y les impusieron el secuestro de la revista y una multa de varios miles de euros por “injurias al príncipe heredero”. Pues bien, ahora, tenemos que firmar para que no les vuelven a condenar por la “crítica del judaísmo” en alguna de sus últimas viñetas. Que los judíos son de los seres sensibles que tienen sentimientos capaces de ser atentados.

Hemos tenido que apoyar a los ocho de Airbus juzgados por pertenecer a un piquete de huelga. Desde 2010, o sea hace seis años, han estado procesados, con la petición de ocho años y tres meses de prisión, acusados de entorpecer “el derecho al trabajo” de otros trabajadores en el curso de la huelga general de ese año. Porque el derecho al trabajo que hay que proteger no es un derecho que tengan todos los españoles y españolas para poder comer, sino para trabajar precisamente el día que se declara una huelga. Y sin pruebas, como lo ha reconocido la sentencia.

Tenemos que pedir el indulto de los cinco mineros asturianos de Cerredo, que al final han sido condenados a un año de prisión. Zarandearon el vehículo donde iba el ingeniero de la empresa Uminsa que explota la mina, y a los mineros, en cuyo interior estaban atrapados desde hacia doce horas varios trabajadores, después de que hubiera negado el auxilio a las víctimas. Pero ya se sabe que a las víctimas no hay que auxiliarlas. Así, a ninguno de los jueces, fiscales, asistentes sociales, psiquiatras, policías, que niegan el auxilio a las víctimas de violencia machista se les condena. Pero si a estas se les ocurriera zarandear a los que las han abandonado, serían condenadas sin ninguna duda.

Como lo ha sido María Salmerón, en Sevilla, por negarse a entregarle su hija al padre maltratador. Ahora estamos firmando para que se le conceda el indulto total de la pena de seis meses de prisión a que se la condenó, más el pago de costas e indemnización a su verdugo, que alcanzan 30.000 euros. El maltratador a su vez lo había sido a dos años por apalear a su mujer, pero no ha cumplido ni un día de cárcel. Ya sabemos que las víctimas son siempre culpables.

Y yo misma hube de personarse y responder al interrogatorio de la juez de Alcobendas y del querellante porque me atreví a decir que los personajes que afirman que las mujeres presentan denuncias falsas de violencia, son los padres de los maltratadores. Y conmigo, los abajo firmantes, muchos de los cuales me acompañaron al interrogatorio, incluso desplazándose desde Valencia, como la incansable feminista Macu Gimeno.

No por algo en el Índice de Libertad de Prensa de 2015 de Reporteros Sin Fronteras (RSF), España ocupa el lugar 33, justo por encima de naciones como Antigua y Barbuda, Letonia y El Salvador. Y lo que es peor, Freedom House colocó a España en el lugar 52 de su Ranking Global de Libertad de Prensa de 2014, junto con las Islas Salomón y Ghana con una calificación de 27 puntos, muy cerca del vergonzante estatus de “parcialmente libre”.

Esta información se une al comunicado que emitió en noviembre de 2013 la Junta Directiva de la FAPE en la que urge a que cese el “hostigamiento a los periodistas”, haciéndose eco del “creciente acoso que están sufriendo los periodistas en el ejercicio de su profesión”, incluyendo agresiones físicas.

“Esta agresión”, denuncia la FAPE, “se une a las querellas contra medios periodísticos, ruedas de prensa sin derecho a preguntas, la reclusión de los periodistas en salas aisladas para evitar que hagan preguntas, video comunicados y declaraciones en videoblogs o en Twitter y demás enlaces de sonido y fotos con los que los políticos tratan de convertir la información en propaganda”.Y agrega: “También hemos recibido denuncias desde varias Asociaciones de la Prensa acerca de vetos a los profesionales que publican noticias que los políticos juzgan contrarias a sus intereses particulares”.

Es evidente que tendremos que seguir firmando. Espero que no sea en mi propia defensa por este artículo.


LIDIA FALCÓN O’NEILL es licenciada en Derecho, en Arte Dramático y Periodismo y Doctora en Filosofía. Nombrada Doctora Honoris Causa por la Universidad de Wooster, Ohio. Es fundadora de las revistas Vindicación Feminista, y Poder y Libertad, que actualmente dirige.

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