El miedo de Rajoy al “Informe Pelícano”

Los mentideros políticos madrileños tienen la convicción de que Rajoy se aferra desesperadamente a La Moncloa - a pesar de que el Rey le habría manifestado que prefiere un Gobierno socialista-, porque desde los poderosos resortes de la Presidencia del Gobierno puede defenderse eficazmente de las acusaciones de Luis Bárcenas sobre la supuesta contabilidad B del Partido Popular que le implican.



La gota que ha colmado la paciencia de los grandes empresarios del Ibex 35, de la Banca, de altos dirigentes populares y de la vieja guardia socialista, ha sido que Mariano Rajoy afirmase que ni está dispuesto a tirar la toalla ni a que los diputados del PP se abstengan en la votación de investidura de Pedro Sánchez para que éste pueda formar Gobierno con el apoyo de Ciudadanos.

Todos parecen estar de acuerdo en que Mariano Rajoy se ha convertido en el principal factor de inestabilidad.

El famoso Informe Pelícano comienza a ser publicado en pequeñas dosis, dando cuenta de la supuesta implicación de Mariano Rajoy en el funcionamiento de la caja B del Partido Popular, del dinero negro y de los sobres mensuales a sus dirigentes.

Un diario digital lanzaba una primera carga de profundidad el viernes 12 de febrero, en un documentado artículo en el que señalaba que Mariano Rajoy figuraba como avalista de una cuenta suiza de Bárcenas.

Tan sorprendente revelación la hizo en octubre pasado la banquera suiza Agathe Stimoli, traída por Bárcenas para que testificase ante el juez en el juicio del “caso Gürtel”. Stimoli, que viajó a España acompañada por otro banquero suizo de nombre Frederick Mentha, manifestó que la cuenta de Bárcenas que gestionaba estaba avalada por Mariano Rajoy.

Este diario caracterizado por excelentes informaciones sobre lo que se cuece en el Congreso de los Diputados, asegura en relación a esta cuenta: “Todo apunta que se manejaba el dinero negro del partido obtenido en diferentes ‘mordidas’: ‘sobres’ a los dirigentes, entre ellos el propio Rajoy, que era el que más cobraba. La élite del partido disponía de su caja B para campañas electorales y gastos personales extras, situaciones comprometidas…”

Desvela el diario que Bárcenas y Rajoy llegaron al siguiente “pacto”: si en algún momento se descubría el pastel, el tesorero se comía el marrón, se quedaba con el dinero de esa cuenta y exculpaba al PP diciendo que el dinero era suyo. Estrategia en la que cobra sentido el famoso SMS de Rajoy: “Luis sé fuerte. Mañana te llamo. Un abrazo”.

“A cambio, Bárcenas pagaría algo de cárcel, su familia quedaría libre, cesarían al ministro Gallardón -que se oponía al acuerdo– y le pondrían jueces y fiscales “a medida” en el juicio. Algo se rompió por el camino”.

Bárcenas no se fía. Teme pasar más años de cárcel de lo inicialmente previsto. Y guarda como “seguro” 14 maletines llenos de documentación y un pendrive con la contabilidad B del Partido Popular copiada antes de que sus ordenadores de la sede de Génova fueran destruidos a martillazos. Eso es lo que tiene aterrado a Rajoy, aseguran dirigentes populares críticos en los cenáculos madrileños.

Bárcenas ha acusado esta semana en el Juzgado 32 de Madrid a la secretaria general, María Dolores de Cospedal, de ordenar borrar los ordenadores que utilizaba como tesorero del PP en los que supuestamente estaba la contabilidad B del partido.

La declaración de la banquera Stimoli, las bombas de destrucción masiva que guarda Bárcenas, el cerco a Cospedal, la caída en desgracia de Rita Barberá… explican por qué Rajoy se aferra a la Presidencia del Gobierno, anteponiendo sus intereses personales a los generales de todos los españoles y a los de su propio partido, que cada día que pasa se hunde un poco más con nuevas vías de agua en su casco. La última, la trama valenciana.

Los concejales del PP en el Ayuntamiento de Valencia imputados por “lavar la caja B de Barberá” cantaron ante el juez tantas cosas que Génova y Moncloa dejaban caer en cuestión de horas a la poderosa Rita Barberá, artífice del Congreso de Valencia (2008) que permitió a Rajoy su nombramiento como líder indiscutible de los populares.

Una Rita Barberá repudiada por los suyos puede convertirse en un grave problema para un Rajoy atrincherado en La Moncloa…


Por Enrique MONTÁNCHEZ

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