Hace años, un banquero de los serios, confesó que para llegar a amasar una gran fortuna, de esas mil millonarias, se entiende, no del que se compra un chalé en Pozuelo, hay que robar, sobornar a políticos, corromper, engañar o hacer algo ilegal. Que de forma legal, honesta, no se consiguen amasar millones de millones.
Hace años, un banquero de los serios, confesó que para llegar a amasar una gran fortuna, de esas mil millonarias, se entiende, no del que se compra un chalé en Pozuelo, hay que robar, sobornar a políticos, corromper, engañar o hacer algo ilegal. Que de forma legal, honesta, no se consiguen amasar millones de millones.
Cuando analizamos la lista de la revista Forbes, podemos comprobar que gracias a que existen países como Bangladesh, Camboya, entre otros muchos, donde casi un cuarto de millón de personas trabajan para Inditex (Zara), por ejemplo, con los trabajadores, también niños, que hacen jornadas de doce horas por las que apenas cobran lo suficiente para comer adecuadamente, entendemos que Amancio Ortega ya sea el hombre más rico del mundo.
Se hacen ricos gracias a que existan países asiáticos que practican la esclavitud. Si, la esclavitud del siglo XXI, con fábricas textiles donde se explota, se esclaviza, a miles y miles de trabajadores que trabajan sin descanso jornadas de doce horas sin medidas de seguridad, sin medidas de higiene, y pagando salarios de hambre.
Y los gobiernos de esos países lo permiten porque las empresas, las multinacionales que operan con mano de obra esclavizada, hacen ricos a esos políticos curruptos a los que no les importa su población siempre que a sus cuentas en Suiza les lleguen todos los meses el dinero prometido. Las mencionadas empresas multinacionales tienen mecanismos para sobornar sin que los departamentos fiscales de los países donde operan les puedan sancionar. Los pagos se diluyen a través de un enjambre de sociedades interpuestas, por supuesto.
Si Inditex fabricara toda la ropa en Arteixo, Amancio Ortega sería un hombre rico, pero no el más rico del mundo. Por supuesto.La llegada de Carlos Slim a España, de la mano de Felipe González -que viaja por medio mundo en jet privado-, da la idea de que quien está acostumbrado a hacerse rico gracias a la corrupción de los gobiernos de turno en su país, y en otros de América, entiende que en España la corrupción también le permitirá hacerse más rico.
Los ayuntamientos, la clientela
Se da la circunstancia de que Carlos Slim no ha entrado en el negocio de la telefonía móvil en España, ya que tenemos varias operadoras que se disputan un mercado muy competitivo y aquí el gobierno no le garantiza el monopolio. Ha entrado en FCC, Fomento de Construcciones y Contratas, una empresa cuyos clientes son las administraciones públicas, gobierno nacional, gobiernos autonómicos y ayuntamientos.
España se ha convertido, en estos años de bipartidismo, en uno de los países más corruptos de Europa. Y quienes corrompen con billetes de quinientos euros en efectivo son las empresas que trabajan para las administraciones públicas.
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