En defensa propia


Lo principal era poner el foco en la extrema derecha incluso cuando esta no estaba presente (como en el debate de AtresMedia, cuando a Sánchez no se le ocurre otra cosa que sacar un libro de Santiago Abascal). El juego no era otro que hacer ver las consecuencias que podría acarrear un tripartito de derechas como en Andalucía para jugar a ser ese supuesto voto útil, y además, dividir al votante de derechas gracias a esa visibilización de VOX.

Jugar a ser el voto útil ante el miedo una vez vista la respuesta a nivel nacional tras las elecciones andaluzas traería una alta participación, lo que supone una mayor repartición de escaños.

El que la derecha se encuentre dividida ha sido la llave maestra para que Sánchez saliera victorioso hacia Moncloa.

Para entender por qué a Sánchez le interesaba la irrupción de VOX aun poniendo en peligro los intereses de la clase trabajadora y demás colectivos oprimidos, nos basta con una comparación de datos:
2011, Rubalcaba al frente del Partido Socialista pierde las elecciones con un total de 7,003,511 (110 escaños)
2019, Sánchez gana las elecciones con un total de 7,480,755 votos (123 escaños)
Sí, con apenas 400 mil votos más que en 2011, Sánchez gana las elecciones gracias al contexto de pentapartito (PSOE, PP, Cs, UP, VOX)

La otra llave hacia Moncloa era el discurso del miedo. El miedo ha provocado que el país salga a votar con temor, en defensa propia. Justo lo que el PSOE buscaba, votar en defensa propia, votar pensando en el mal menor.

El menosmalismo, votar al menos malo. Un discurso peligroso. Imaginemos que estamos en un contexto en el que todos somos judíos y tuviéramos que elegir entre votar al partido de Hitler o al partido de Mussolini. El menosmalismo siendo judíos sería votar a Mussolini, pero seguiríamos hablando de votar al fascismo.

Con esta comparación lo único que quiero explicar es que, si el PSOE se muestra como ese salvador ante la extrema derecha y la mejor de las peores opciones, significa que la democracia está en peligro.

La democracia se encuentra en estado febril y la clase trabajadora en cama con 40 de fiebre.

El PSOE se olvida de los intereses de la clase trabajadora y solo parece importarle el juego de sillones. En toda la campaña ha evitado contestar si estaría dispuesto a llevar a cabo un gobierno junto a Ciudadanos e incluso afirman querer llevar a cabo una legislatura en solitario sabiendo que sería un problema al tomar decisiones ya que no cuentan con mayoría absoluta.

Y es que, después de todo eso, se siguen reafirmando como un partido de izquierdas. Un partido de izquierdas pero que no ha negado ni una sola vez en campaña la posibilidad de gobernar con Ciudadanos, el partido del mercado.

Si es un partido de izquierdas, ¿por qué no gobernar junto a Unidas Podemos y Esquerra Republicana? Esta pregunta sobra ya que el PSOE sigue siendo el partido de ‘’OTAN no, OTAN sí’’.
El partido de las amnistías fiscales para perdonar a los grandes defraudadores de impuestos.
El partido de la privatización de Telefónica, Endesa y Repsol entre otras.
El partido que creó el IPREM que no fue más que una congelación de ayudas sociales.
El partido que congeló las pensiones en 2010.
El partido de la reforma laboral que abarató el despido.
El partido que junto al PP cambió la Constitución para que la deuda pública se pagara antes que cualquier otro gasto.
El partido que aumentó la edad de jubilación.
El partido que prometió poner impuestos a la banca y nunca lo hizo.
El partido que en el Parlamento Europeo ha votado a favor de los planes privados de pensiones junto al PP.

Sí, este es el PSOE, el supuesto partido de izquierdas que siempre deja huérfana a la clase trabajadora. ¿Voto útil? Voto inútil.

El voto al PSOE es tan útil que Ana Botín dice gustarle el pacto PSOE-Cs. Ana Botín, la presidenta del Banco Santander.

¿Saben la deuda de estos dos partidos con el Banco Santander?
PSOE, una deuda de 24,3 millones de euros.
Ciudadanos, una deuda de 8,3 millones de euros.
Ahora díganme que opinan del voto útil. ¿Gobierna Sánchez, o el mercado?

Carmen Romero

Comentarios

  1. Buenísimo artículo con una precisión milimétrica y muy real de la frágil democracia que padecemos.

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